Una reorganización inviable: Justo y Bueno en Panamá cancela operaciones
Después del plan de rescate se descubrieron otros hallazgos contables
Tienda Justo y Bueno en PanamáLa cadena colombiana de tiendas Justo y Bueno anunció que el plan de rescate fracasó.(Mary Triny Zea)
Por Mary Triny Zea y Daniel Salazar Castellanos26 de noviembre, 2022 | 09:21 AM
Ciudad de Panamá — Inversiones El Encanto, S.A., sociedad que administró las tiendas Justo y Bueno en Panamá, anunció mediante un comunicado que entrega las llaves de los locales que ocupó y pide a sus proveedores que retiren el equipo, debido al cese de sus operaciones.
La cadena de tiendas minoristas con productos de bajo costo invirtió US$9 millones con la estructura de fideicomiso, a raíz de la reorganización y plan de continuidad de la tienda que se pactó en agosto de 2022, pero los nuevos accionistas hallaron nueva información contable que hizo inviable la operación financiera y legal.
Desde finales de 2021 Justo y Bueno había presentado problemas económicos a raíz de la pandemia de la Covid y requería una fuerte inyección de capital. En ese momento, la deuda a proveedores ascendía a US$47 millones, otros US$3 millones a arrendadores, sumado a una deuda a la Caja de Seguro Social, información con la cual se gestionó el plan de reorganización y de continuidad, cita el comunicado.
Respecto al dinero aportado en el fideicomiso. “no se tiene ninguna posibilidad de recuperación, y nuestro interés genuino de reflotar la empresa y principalmente mantener las fuentes de trabajo de cientos de colaboradores y proveedores no será posible...”, agrega la información firmada por Inversiones El Encanto.
La cadena comercial colombiana, que había generado más de 600 empleos en Panamá desde su llegada en 2017 y que operó un centenar de tiendas, aceptó la pérdida de más de US$9 millones con la intención de reflotar la cadena comercial.
Misma marca, igual destino con diferentes dueños
En Colombia la empresa fue fundada en 2016 por Michel Olmi, un empresario chileno, que creció en Venezuela y que también estuvo detrás del surgimiento de Tiendas D1 en el 2009 en Medellín, así como de las cadenas de restaurantes Deliz y de cafeterías Tostao, también cerró sus puertas este año.
Luego de participar con el 3,7 % del total del mercado de consumo masivo y con el 24% en el canal de la categoría de ‘hard discount’ en el 2020, la falta de inyección de capital, sumado al golpe de la pandemia, provocaron un desajuste irreparable en las finanzas de Justo & Bueno, que entró a proceso de reorganización.
A pesar de los múltiples intentos para reflotar la operación, la cadena de descuento no obtuvo el respaldo financiero por unos US$303.149 millones que requería para salvarse de la liquidación, luego de que las posibles ofertas que se habían contemplado finalmente no se concretaron en la última audiencia.
La vía de escape que se planteó en un comienzo fue la adquisición del colocador de capitales Joining Futures Capital International Limited (JFC), con oficinas en Hong Kong.
A pesar del compromiso de Jhony Zhang, director y vicepresidente de la junta directiva de JFC, de que Justo & Bueno iba a recibir US$628 millones e iba adelantar un agresivo plan de expansión, esto nunca ocurrió.
Otra de las posibles ofertas que generaban esperanza a la cadena de descuento era la de Marco Gerardo Monroy Rosas, en representación de MGM Sustainable Energy, pero durante una audiencia fue desestimada.
Asimismo, se cayó la posible oferta de Alfonso Giraldo, en representación de Cartones y Papeles de Risaralda y Comestibles Integrales, quien justificó dicha decisión en la Ley 2159.
Giraldo manifestó que, de acuerdo a dicha normativa, al hacer el salvamento se retiraba la liquidación, pero el valor de las deudas que tiene Mercadería automáticamente quedarían sujetas a un impuesto. Añadió que supuestamente los inversores quedarían comprometidos a pagar el 50% del valor del salvamento, en caso de que se retirara la propuesta.
Con la quiebra de Justo & Bueno (Mercadería SAS), que en 2021 obtuvo ingresos operacionales por US$1,5 billones y US$434.961 millones en pérdidas, el negocio de las cadenas de descuento duro se quedó sin uno de sus mayores competidores.